Un año más para contar, un año más para recordar, un año más para olvidar, un año más y de nuevo me encuentro aquí, sentado, escribiendo, tratando de resumir en unas cuantas líneas lo que se llevó y lo que dejó este año que termina, pero lo único que consigo es atraer a la melancolía, esa que conozco a la perfección.
Sigo tratando de recordar cada detalle de este año pero son tantos que de seguro olvidaré algunos. Mejor dejaré que ya muera el año, que se deshaga como papel en el agua, como azúcar diluida en café, pues ya dio todo, ya dejó su huella.
¡Hasta siempre, 2009! Y una vez más, gracias por todo.