Ayer domingo vi por cuarta o quinta ocasión, no recuerdo con exactitud, esta película. Y bueno, también tengo que agregarle las innumerables veces que sólo he visto fragmentos de la cinta.
Cuando se estrenó yo tenía 13 años, motivo por el cual nunca pude verla en el cine. Ya ven eso de la clasificaciones que impiden que un puberto las vea.
No recuerdo cuántos años tenía cuando la vi por primera vez, sólo recuerdo que la historia de esos seis personajes me gustó mucho, tan caóticos, irónicos, hilarantes, sinceros, tan fuertes y a la vez débiles. Y donde todas esas características giran en medio de esas tres palabras Sexo, Pudor y Lágrimas.
Y es justo esa última palabra del título la que describe lo que sucedió cuando terminé de ver la película en esta ocasión. ¿Qué pasó? No lo sé. Pero es la primera vez que esta historia me ha tocado un hilo sensible y que ha sido imposible contener ese sentimiento que te llevan a las lágrimas.
Tal vez la serie de situaciones por las que había estado pasando las vi reflejadas en esta cinta, sin embargo sería demasiado explicar cuáles fueron. Lo único que me queda por decir es que la película ya pasó a ocupar un lugar importante en mi numerosa lista de películas favoritas.
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