Jueves Santo. Comienza la semana santa, y con ello comienzan mis días de aburrimiento, de estar encerrado en casa, mientras muchas personas disfrutan de paseos, viajes a la playa, a otra ciudades, a cualquier otro lugar para salir de la rutina. Me levanto a la misma hora de siempre, desayuno. Hoy mi hermano me acompaña, no fue a trabajar, nos ponemos a limpiar la casa, (pues, mi mamá también anda de vacaciones) salimos a comprar la comida. Regresamos, preparamos el pescado y la ensalada, comemos, limpiamos la mesa y el resto de la tarde solo perdemos el tiempo. Yo veo una película, La Vida es Bella, no la había visto a pesar de que ya me la habían recomendado, termino de verla, me ha gustado lo suficiente como para anotarla en mi lista de películas favoritas. Llega la noche, salgo con mi hermano al centro, entramos a la catedral, caminamos hasta el templo de la Merced, hay mucha gente, nos impacientamos (los dos siempre hemos tenido muy poca paciencia cuando se trata de las multitudes jeje, que exagerado soy!). Entregamos la película en el videocentro, vamos a plaza Zapotlán por un café, terminamos comprando un chocolate frío. Regresamos a casa, cenamos, veo la televisión, se hace más tarde, pero decido ver otra película. Esta vez, Encrucijadas, se suponía que la vería para si yo le entendía, pero la verdad es que me ha dejado confundido el final. Aun con ese detalle, muy buena película, también se va a mi lista. No recuerdo que hora es, sólo se que es tarde, pero todavía tengo ganas de leer, aunque sea un rato, y después a dormir.
Viernes Santo. Despierto a la misma hora, aunque todavía tengo sueño. Me levanto, tengo la misma rutina del día de ayer, con la diferencia de hoy habrá comida familiar y no es necesario ir a comprar nada. Mientras se llega la hora de la comida, me conecto un rato para checar mis correos, ver quien esta conectado para platicar, casi no hay nadie, de seguro todos andan de vacaciones. Busco información de la película que vi ayer, espero entender un poco, leo pero no encuentro información que realmente me ayude. Dos treinta de la tarde, es hora de ir con la familia, antes, pasamos a Soriana. Buscamos algo para llevar, tal vez unas cervezas, digo yo, pero mi hermano dice que mejor un vino tinto. Ok, me parece perfecto. Llegamos a casa de mi abuelo, ya están todos mis tíos y mis tías, la mesa en el patio llena de comida, al fondo los gritos de mis primos y sobrinos, todos juegan, por un instante me llega una nostalgia, recuerdo mi infancia, yo también jugué, reí, corrí por esa casa llena de recuerdos. Regreso a la realidad, me tomo una cerveza, dos, tres. Abren la botella de vino tinto, me tomo un vaso, sigo comiendo, es día de comer hasta más no poder (cada viernes santo es lo mismo con mi familia jaja). Me siento lleno, ya no como más, sigo tomando vino tinto, disfruto de la plática de mis tíos, de sus chistes, de sus tonterías, de sus bromas, de las burlas que se hacen unos a otros. Yo sigo tomando vino, me doy cuenta que soy el único que bebe de la botella. Ya no más, si sigo tomando me pondré borracho. De tan bien que la he pasado, no me doy cuenta que ya es tarde. Regreso a casa con mi hermano, a las 2100 hrs. será la procesión del silencio, nunca he visto una, quiero verla. Llegamos puntuales, vemos la procesión, es pequeña, pero me agrada. Volvemos a casa, voy ansioso, necesito llegar a conectarme, es urgente, es necesario. Llegamos, me conecto, y ahí esta todavía, platicamos un rato, nos despedimos. Me desconecto, no hay nada más que hacer aquí. Veo la tele un rato, me acuesto un poco más temprano pero no para dormir, sino para leer un rato, se hace tarde, es hora de dormir otra vez.
Sábado Santo. Hoy, despierto un poco más tarde de lo común, la mañana es tan rutinaria como tantas otras, hoy todo es más aburrido. No pasa gran cosa, por un momento me siento desesperado, enfadado. Se llega la hora de comer, después me duermo un rato. Por la tarde, me baño y decido ir por el periódico hasta el centro, pero decido irme caminando. Las calles están tranquilas, como rara vez lo están. En el trayecto, escucho el canto de las aves, veo una familia volando un papalote desde la azotea de su casa. Volteo a ver el papalote y de nuevo los recuerdos de mi infancia me invaden. Sigo caminando, se puede escuchar el aire que juega con las hojas de los árboles, las calles siguen estando relativamente solas. Paso por videocentro y entro a buscar alguna película para verla más tarde. Rento El Niño con el Pijama de Rayas. Ahora me dirijo al centro, me topo con un profe de la escuela, lo saludo, comentamos algunas cosas, me despido y sigo mi camino, voy y busco el periódico, doy una vuelta al centro. Realmente no hay mucho que hacer o ver, mejor regreso a mi casa. Camino hasta la parada del camión y veo a mi hermano, corro para alcanzarlo, me subo al carro. En mi casa, tampoco hay mucho por hacer. Decido ver de una vez la película, esta vez no puedo conectarme, mi hermano esta ocupando la computadora, me estréso un poco, porque no podré platicar hoy contigo. Sigo viendo la película, se termina algo tarde. Otra más que va mi lista. Me acuesto, es tarde, pero tengo la necesidad de leer, el libro que leo me tiene un tanto atrapado. Esta vez leo más de lo normal, cuando me doy cuenta ya son las 03:00 am, mejor me duermo ya.
Domingo de Pascua. Me levanto después de las once, desayuno, es un día bastante aburrido. Transcurren las horas rápido (algo a mi favor). Lavo mi ropa, me doy cuenta que esta vez no será la excepción, de nuevo manche mi ropa con una playera de color. De nuevo llega la hora de la comida, hoy no están todos mis tíos. Comemos y regresamos a casa, veo una película más, esta vez, La Vida en Rosa, ya la había visto, pero no importa, es una excelente película. La disfruto bastante, aunque dura más de dos horas, se me pasan volando, no las siento (me siento contento porque regresas, pero saber que estás triste, me pone también de la misma manera). Termina, tengo sueño, presiento que sino me recuesto un rato, me dolerá la cabeza. Despierto a las 21:30, salgo a comprar la cena con mi hermano, esta vez cenaran con nosotros, mi otro hermano, mi cuñada y mi sobrino. Ya son más de las doce, el dolor de cabeza si me llegó. Ya me acostaré, pero antes leeré de nuevo, no puedo dejar ese libro, la verdad me ha atrapado, hay tanto que decir de ese libro y de lo que me hace sentir y pensar, pero no lo haré aquí. Ahora sólo sé que quiero dormir, porque mañana cuando despierte, mi mamá habrá llegado, tu habrás llegado y eso me hace feliz.
Nota. Noche y día he pensado en ti, te he extrañado. En cada rincón de estos cuatro días has estado tu, tan presente como nunca.