No di cuenta en que momento llegaste, desperté una mañana y ya estabas ahí, no hubo nada que me avisara, que me advirtiera que estabas aquí. Tal vez por eso me tomó por sorpresa lo que habrías de traer contigo. Ahora sólo queda los recuerdos como los únicos rastros, las únicas evidencias de que tus horas pasaron por aquí.
Agradecerte o reprocharte son las dos opciones que tengo, pero me quedaré con el agradecimiento pues abriste mis ojos, mostraste mis errores, borraste mis miedos y me sacudiste para que reaccionara ante mi descuido.
Ahora ya te consumes con cada segundo que transcurre. Ya sé que volverás pero esta vez estaré prevenido para que no vuelvas a ser una sorpresa más en el camino.
Adiós Octubre.
1 comentarios:
El tiempo pasa
y las mañanas congelan
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